DERECHOS DE AUTOR (2024)
© Rosa Enid Cruz Roque
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Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y situaciones presentadas son producto de la imaginación de la autora o se utilizan de forma ficticia, a menos que se especifique lo contrario. Cualquier similitud con eventos pasados y actuales, lugares o personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidencia.
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INTRODUCCIÓN
Bienvenidos a Su Propósito
Serie - Playa del Sol
Libro 1 - Almas Gemelas
Libro Cristiano Romántico de Navidad
Melinne Martin es una hermosa mujer soltera de 32 años. Después de su fracasado matrimonio de 10 años, decidió que nunca volvería a enamorarse. Ella se propuso dedicar su vida a estudiar, trabajar y lograr las metas que había dejado a un lado, luego de casarse. Sabía que Dios tenía un plan perfecto para ella y después de su doloroso divorcio no creía que ese plan incluyera a un hombre en su vida. Durante el día trabaja y en las tardes asiste a la universidad para lograr su sueño de completar su carrera de doctora en medicina.
Su decisión de no volver a enamorarse, se vio repentinamente trastocada cuando conoció a un profesor de la universidad. Conocer a Michael Redson le dio un vuelco a su corazón. Cuando lo miró a sus hermosos ojos azul celeste, los más hermosos que ella había visto, se perdió en ellos de una manera que nunca creyó posible. ¿Podrá resistir la fuerte atracción que sintió por el profesor Redson? ¿Podrá concentrarse en sus planes para cumplir sus metas? ¿Podrá ignorar el interés y la intensa atracción entre ella y su profesor?
CAPÍTULO 1 - SOSTENIÉNDOSE A LA VIDA
Melinne Martin
Estaba muy oscuro. Melinne se sentía muy confundida, no sabía si estaba soñando o si estaba despierta. Intentó moverse pero no pudo hacerlo. Le dolía mucho todo el cuerpo y lo único que pudo mover fue los dedos de los pies. ¡Ni siquiera podía abrir los ojos! Se sintió angustiada y sin esperanzas, dio un grito en su interior: "Dios, por favor ayúdame". Comenzó una intensa lucha con su cuerpo, en la que trataba desesperadamente de despertar, así que luego de intentarlo varias veces y rogándole a Dios por su ayuda, al fin pudo abrir los ojos. La luz del sol era tan brillante que inmediatamente le provocó un horrible dolor de cabeza. "Aaayyy, esto duele tanto. ¿Qué me está pasando?"
Ella no recordaba lo que le había sucedido. Escuchó un sonido espantoso que agravó su dolor de cabeza. ¿Estaba alguien tocando a su puerta? Con mucha dificultad puso las manos a ambos lados de su cabeza tratando de aliviar el dolor. Su teléfono celular sonó y con mucho esfuerzo lo encontró en el bolsillo de su pantalón. Con movimientos temblorosos pudo contestar y solo decir un "hola", apenas audible.
"Hola cariño, hemos estado tocando la puerta durante unos cinco minutos sin recibir respuesta". Eran su hermana mayor y su padre quien presentía que algo andaba terriblemente mal. "¿Dónde estás cariño?", dijo su padre. "Papá, por favor ayúdame, tengo mucho dolor y no puedo moverme". "¿Qué te pasa hija?" preguntó desesperado su padre. "No sé qué me está pasando. Hay una llave debajo de la estatua del delfín, por favor abre la puerta, ayúdame papi", suplicó llorando Melinne. Sólo logró añadir "te amo papá" y dejó caer el teléfono al suelo, ya no tenía fuerzas para sostenerlo ni un segundo más.
Su hermana mayor, Marianne, buscó la llave debajo de la hermosa y costosa estatua de cristal del delfín. La encontró rápidamente y abrió la valiosa puerta de caoba. La escena que vieron tras abrir la puerta fue horrorosa. "Oh, no", dijo su papá, "mi bebé". Marianne tomó sus signos vitales para estar segura que Melinne estaba estable y le dijo a su padre, "no la toques todavía, llama al 911, mientras voy a tomar algunas fotografías como evidencia de lo sucedido, serán muy útiles para la policía".
Su hermana Marianne trabajaba como enfermera y sabía que lo que estaba frente ella era la escena de un crimen; ella había visto casos como este anteriormente. Melinne yacía tirada en el suelo y había un charco de sangre a su alrededor. Tenía los ojos hinchados y su rostro estaba desfigurado con diferentes colores en tonos de rojo, negro y morado. Tenía sangre en los labios y en la boca y mostraba cortes y moretones en todo el cuerpo.
Marianne rápidamente tomó algunas fotografías para la policía. Los dedos de Mark volaron sobre la pantalla táctil de su teléfono celular mientras marcaba el 911. Su voz temblaba a causa de su ansiedad mientras hablaba con el operador. Marianne sentía que su corazón estaba destrozado, por lo que se desplomó a los pies de su hermana y las lágrimas comenzaron a correr por su rostro. Su papá se sentó a su lado y ambos la acariciaron suavemente, tratando de no lastimarla. No quisieron moverla porque desconocían cual era la gravedad de sus heridas. Su papá le acarició el cabello con mucha ternura mientras Marianne tomó la mano de su hermana, al mismo tiempo que oraba por ella.
"Cariño, ¿qué pasó?" le preguntó muy afligido su padre. "No recuerdo, mi mente está confusa en este momento. Me resulta difícil mantener los ojos abiertos y no puedo moverme. Intenté arrastrarme hasta la puerta para abrirla, pero no pude hacerlo. Todo mi cuerpo me duele muchísimo". Melinne contestó con dificultad y cerró sus ojos.
Unos minutos más tarde escucharon el sonido de unas sirenas acercándose a la casa. Oyeron pasos y golpes en la puerta. Marianne abrió la puerta y dio gracias a Dios ya que al fin llegaron los paramédicos, los bomberos y los oficiales de la policía. Los paramédicos rápidamente comenzaron a evaluar sus heridas y a brindarle atención médica mientras los policías tomaron más fotografías. La subieron a una camilla para transportarla al Hospital de la ciudad Pebble. El hospital de la ciudad de Pebble era un gran hospital y tenía un centro de traumatología donde podían dar la atención y cuidado requerido para Melinne.
El oficial de la policía a cargo de la investigación de este caso es el jefe Gerard, quien se acercó a Melinne y le preguntó: "¿Recuerdas lo que pasó aquí?" Mientras ella se esforzaba en recordar lo sucedido, repentinamente sintió un dolor terrible en la parte baja del estómago y en la espalda y comenzó a gritar desesperada. "Oh no, mi bebé, mi bebé, mi bebé". Cada detalle de lo sucedido vino como un torbellino a su mente y en ese momento comprendió que había perdido su bebé. El dolor que sintió en su cuerpo era insoportable, pero el dolor más grande lo sintió en su corazón. Su corazón estaba roto, desgarrado en mil pedazos. Sollozó hasta que ya no tuvo fuerzas y en ese instante se sintió desfallecer.
El Jefe Gerard, un hombre mayor con cabello gris y ojos dulces, le expresó. "Lo siento, sé que esto es difícil, pero necesitamos saber quién hizo esto". Con lágrimas corriendo por su rostro y con mucho pesar, ella le contestó: "fue mi esposo, Travis Chennett". El policía abrió mucho los ojos y sorprendido miró al otro policía que estaba a su lado quien se mostraba asombrado luego de escuchar el apellido Chennett. La familia Chennett era muy conocida en la ciudad. Eran multi-billonarios y con mucho poder. En ese momento Melinne se desmayó y los paramédicos la subieron a la ambulancia. Su padre se fue con ella y su hermana los siguió en el carro de su padre.
Cuando volvió a abrir los ojos, vio las luces fluorescentes en el techo de la habitación del hospital. Podía escuchar el sonido del monitor cardíaco. Melinne sintió una mano cubriendo su mano y cuando giró la cabeza, vio a su papá. Mark Martin la sostenía de la mano; sus ojos estaban tristes y llorosos. Estaba rodeada de su hermosa y encantadora familia. Miró el tierno rostro de su padre y los hermosos rostros de sus hermanos y hermanas, Jonah, Marianne, Simon y Leann, todos ellos con expresión de preocupación en sus rostros. Ella los amaba muchísimo. "¿Cómo te sientes, cariño?" le preguntó angustiado su padre. En ese momento comenzó a llorar nuevamente recordando a su bebé y todo lo sucedido, así que hizo un gran esfuerzo para contestarle, "Estaré bien Papá".
La enfermera Judy Chayel entró a su cuarto y revisó su temperatura, pulso, respiración y presión arterial. "Melinne, hay dos policías en la sala de espera que quieren hablar contigo. ¿Te sientes lo suficientemente bien como para hablar con ellos?" "Sí Judy, pueden entrar, gracias", contestó Melinne. Cuando los policías entraron a la habitación del hospital, pidieron cordialmente a la familia si podían despejar la habitación hasta que ellos tomaran la declaración.
"Señora Chennett, ¿nos podría decir qué sucedió?" preguntó el jefe Gerard. Ella hizo su mejor esfuerzo y comenzó a contar lo sucedido. "Estaba preparando el desayuno cuando mi esposo Travis entró a la cocina. La forma en que me habló sonaba raro. Pensé que era porque él necesitaba dormir. Él no durmió en la casa durante la noche y su aliento olía a alcohol. Me preguntó qué estaba cocinando y le dije que estaba haciendo emparedados de pollo y café. Dijo que no quería comer emparedado de pollo y que tenía que prepararle otra cosa. Con un poco de temor le contesté respetuosamente que estaba muy cansada, ya que había estado en vela toda la noche rogándole a Dios que nada malo le hubiera pasado y esperando que llegara bien. Le dije que no iba a hacer otra cosa y que debía comerse lo que ya yo le había preparado.
Se enojó increíblemente y me abofeteó violentamente. Le dije que iba a llamar a la policía si no se detenía y me volvió a golpear más fuerte. Intenté correr para esconderme en mi habitación y cerrar la puerta, pero él me alcanzó y me agarró de la mano. Me golpeó la cara y sentí sangre en la boca. Me empujo y al caer en el suelo, me golpeé la cabeza con la encimera. Me arrastró por el pelo desde la cocina hasta la sala y luego empezó a patearme. Intenté taparme la cara y me pateó los brazos y las piernas. Luego empezó a patearme en la espalda y luego en el estómago. Empecé a gritar y le rogué que dejara de pegarme porque iba a matar a nuestro bebé. Cuando me escuchó que grité la palabra bebé se detuvo y se fue de la casa, pero... ya era demasiado tarde para mi bebé".
"Me pateó tan y tan fuerte varias veces que no pude proteger a mi bebé". Mientras les contaba a los policías lo sucedido su voz sonaba entrecortada y lágrimas corrían por su rostro. "¿Ha sido violento antes, señora Chennett?" Preguntó el jefe de policía. "Sí señor, pero él siempre decía que él tenía dinero, que era muy poderoso y que nadie me iba a creer si lo acusaba".
"Nuestra relación comenzó muy bien, estábamos enamorados, pero la discordia se convirtió en algo cada vez más fuerte y luego comenzó el abuso. Empezó con abuso verbal y luego comenzó a pegarme. Me había golpeado antes, pero nunca tan fuerte como lo hizo hoy". "Debió denunciarlo a la policía", exclamó el jefe Gerard. "No lo denuncié porque pensé que nadie me iba a creer". El jefe Gerard la miró con ojos llorosos y expresó: "Siento mucho lo que le ha pasado". Terminó de tomar la declaración y salió de la habitación.
El oficial de la policía, Gerard, encontró a la familia de Melinne en la sala de espera. "Pueden regresar a la habitación. Terminé de tomar la declaración". Todos volvieron a la habitación del hospital de Melinne, excepto su papá quien se acercó a los policías. "Jefe Gerard, ¿se puede hacer algo al respecto?" "Mark, no va a ser fácil porque el señor Chennett es un hombre sumamente poderoso, pero haré todo lo que sea necesario para hacerle justicia a su hija". Mark Martin volvió a entrar a la habitación de su hija y la encontró dormida. Sus hijos se marcharon del hospital excepto Marianne. Mark estaba excesivamente cansado por lo que se quedó dormido en una silla junto a la cama de su hija. Se despertó cuando escuchó personas hablando.
La doctora Maggie Murphy, la mejor amiga de Melinne, estaba hablando con su hija. "Maggie, ¿cuál es el diagnóstico?" preguntó Melinne.
"Lamento mucho que esto te haya sucedido, cariño. Voy a ser sincera contigo como siempre lo he sido". Con amor y paciencia su amiga le dijo que había perdido a su bebé, algo que ella ya sabía. "Además, tienes dos costillas rotas, una conmoción cerebral, cortes y hematomas en todo el cuerpo y una muñeca lastimada. Tendrás que tomar las cosas con mucha calma y descansar durante los próximos meses hasta que te recuperes. También evita el estrés tanto como te sea posible. Melinne, ¿puedes hacer eso por favor?" "Definitivamente descansaré, pero el estrés será difícil de evitar. He decidido divorciarme de Travis y además necesito obtener una orden de restricción", contestó Melinne. "Amor, yo sé que va a ser difícil", dijo Maggie, "pero intenta descansar lo más que puedas. Te dejaré en el hospital unos días más hasta que estés lo suficientemente estable como para volver a casa. Regresaré a verte y hablaré contigo después de mi turno". Luego la Dra. Maggie Murphy salió de la habitación.
Tres días más tarde fue dada de alta del hospital. Se trasladó a lo que fue su hogar con dos policías, su papá y su hermana mayor para buscar sus pertenencias. Miro alrededor de su casa y en ese momento se percató de que ella no tenía muchas pertenencias. Todo en la casa le pertenecía a Travis excepto su ropa, zapatos y algunas prendas. Después de recoger todo lo suyo salieron para la casa de su padre, pero antes se detuvieron en el tribunal para solicitar una orden de protección de emergencia contra su maltratante. La secretaria le notificó que le enviarían la orden de restricción dentro de los próximos 10 días. Desde ese día se fue a vivir a la granja de su padre a unas dos horas de la ciudad de Pebble.
Luego de esto, habló con uno de sus mejores amigos, el abogado Alexander Henry, para divorciarse de su esposo. Presentaron una petición de divorcio ante el tribunal para iniciar el proceso de terminación de su matrimonio. Según le habían indicado, 10 días después de solicitada, recibió la orden de restricción. Junto a su abogado fijaron la fecha para su divorcio y cuando fueron a la corte, Travis estaba allí acompañado por su madre y su abogado. Melinne no quería volver a verlo; era un hombre malo que le había causado mucho daño. Jamás se hubiese imaginado que alguien tan encantador fuera tan malvado. Verlos frente a ella fue muy desagradable, al punto que sintió náuseas y mareos. La madre de Travis la miró con ira, sin embargo Travis la miró con miedo y había algo extraño en su mirada que ella no pudo descifrar…
Después de que firmaron los papeles del divorcio, él se acercó sigilosamente para que nadie se diera cuenta y con voz amenazante le susurró al oído: "Esto aún no ha terminado; te amo y siempre serás mía". Ella sintió mucho temor, se estremeció por su cercanía y se notó el miedo en sus ojos. Alexander, su abogado, se percató cuando Travis se acercó a ella, así que caminó directamente hacia ellos. Inmediatamente se dirigió a Travis y con voz firme le dijo: "aléjate de ella a menos que quieras que te arresten". Su madre lo miró con exasperación y le dijo, "Travis, vámonos".
Finalmente salieron de la sala del tribunal y ella sintió que pudo volver a respirar. Finalmente soy libre, estoy divorciada, gracias a Dios ¡sí! ella pensó. Aunque ella no pidió, ni quería nada de él, el tribunal le concedió un billón de dólares. Aceptó el dinero porque lo necesitaba para empezar una nueva vida y terminar su carrera. Travis no le permitió continuar con sus estudios mientras ella estuvo casada con él y ahora iba a tener la libertad de regresar a estudiar y cumplir su sueño de ser doctora.
Los funcionarios de la ciudad y la familia Chennett se propusieron mantener la situación en secreto porque los Chennett eran personas muy poderosas e influyentes en la ciudad, en especial su madre. La madre de Travis era miembro del consejo municipal, era muy prominente y creía que era mejor que todos. Nunca aceptó a Melinne porque la veía como alguien insignificante, siempre la trató mal y trató de romper su matrimonio. Todos guardaron silencio porque no querían que se arruinara la reputación de Travis.
El tribunal lo condenó sólo a seis meses de servicio comunitario, a pesar de que mató a su bebé y estuvo a punto de matar a su esposa. No cumplió condena en la cárcel.
Melinne se fue con su familia y finalmente pudo respirar. Ella quería olvidarse para siempre de él, por lo que no quiso pensar ni tomar en serio las palabras que Travis le dijo luego de firmar los papeles de su divorcio y creyó que finalmente todo había terminado.
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